viernes, 19 de junio de 2015

LA ESPIRITUALIDAD Y SUS LUCHAS

El libro que leía San Francisco de Sales:


«CRISTIANOS PERSEGUIDOS», EL RAP CATÓLICO QUE GANÓ LOS PREMIOS CARI FILII 2015

Comparto mi escrito sobre el tema:
Madre, tú que cobijas a tus hijos, con tu manto santo y sagrado, conduce nuestro caminar para que seamos testigos fieles de Jesús. Porque la fidelidad trae la victoria y nos hace merecedores de la corona de la Vida. Tu mirada de cielo, de eternidad, nos envuelve en la adversidad y nos une al amor del Padre, regalándonos la confianza total en la Providencia Pascual de la fuerza de la resurrección. Tú eres la primera testigo que contempló cómo la muerte era vencida por siempre. Así como acompañaste a tu hijo Jesús para que se cumpliera la Voluntad del Padre, así también estarás a los pies de las cruces de tus hijos que entreguen su Vida por el Evangelio. Fortaleza del espíritu que no nos deja solos en el Gólgota, que acerca una tierna mirada maternal y derrama lágrimas que alivian el dolor sufriente. Míranos madre, en nuestras cruces. Queremos ver tu mirada al buscarla… Tú eres la mujer vestida de sol, la que combate con los ángeles del cielo, la que intercede en nuestro auxilio, la pionera de la entrega de la Vida que trae frutos de salvación. Defiéndenos madre, no permitas que tengamos miedo. Queremos ser socorridos siempre en tu presencia… El rosario que se desgrana en sus cuentas, suplicas escuchadas, corazones orantes, escucha amantiva, fe y fidelidad son el camino de encuentro. Escucha nuestras súplicas, madre no nos dejes sin tu auxilio. Queremos llegar por ti a la Verdad… Tiempos de entrega, de afianzamiento en la fe bajo el compromiso de ser cristianos. Testimonios de la Vida de Jesús. Vida de abundancia, de contradicciones y de obediencia a la Voluntad del Padre. Piedras vivas que construyen la Morada de Dios en la humanidad. Un manto sagrado que cubre el anhelo de cielo. Un manto sagrado que cuida de sus hijos que le aman y entregan toda muerte en manos de su Hijo para recuperar la Vida que honra al Padre en su Gloria. Es la Vida del Espíritu que quiere desbordarse, desparramarse en los corazones. La comunión de los santos es gracia de la que emana fuerza de salvación, que conlleva en sus entrañas la sangre de los mártires, el aliento de Vida de gracia gastada hasta sus últimas consecuencias por el amor de los amores, por el origen de todo origen, por la certeza de la eternidad de la Vida. Al pie de la Cruz, acompañando la entrega sufriente, está su presencia que trae la fuerza del espíritu, el consuelo amoroso del Padre y nos lleva a ser Morada del Nombre sobre todo Nombre.